El 1901 el primer premio de la Lotería Nacional tocó a Balaguer. El día 23 de diciembre dos décimos del número 30.565, premiado con cinco millones de pesetas cada uno, fueron vendidos en un café de la plaza del Mercadal. Uno de los dos números de la lotería tocó al cura y músico balagariense Nadal Puig i Bellera, quien contactó con el escultor Enric Clarasó para encargarle, con el dinero ganado, la tumba familiar.
Clarasó era en aquellos momentos uno de los escultores más representativos del arte funerario modernista en Barcelona juntamente con J. Llimona o M. Blay, y autor de numerosos sepulcros y panteones en el cementerio de Montjuïc. Formaba parte con sus amigos Ramon Casas y Santiago Rusiñol del grupo “Els quatre gats” y con Rusiñol compartía taller en la calle Muntaner de Barcelona, lugar de origen del primer “Cau Ferrat” de Sitges.
Enric Clarasó, inmerso entonces en la producción de obras de carácter funerario, esculpió en un bloque de piedra una gran cruz cilíndrica enramada con motivos florales de rosas y adormideras. Se apoya en la cruz la figura de un niño, que sentado encima de sus piernas y con las manos cruzadas en el pecho, aguantando un rosario y mirando al cielo. Parecer ser que el escultor tomó como modelo a un niño que vivía en la calle de la Costa de Balaguer. Posteriormente, en la base de la cruz, el cura Nadal Puig hizo grabar una dedicatoria a su madre, que murió el 6 de enero de 1906.
Parece que la obra, que fue colocada en la parcela propiedad de la familia justamente detrás de la capilla del cementerio de Santa Maria de Balaguer, produjo un efecto en cadena. Hasta ese momento, la tipología de las sepulturas del cementerio era de sencillas cruces de piedra o madera y lápidas de piedra situadas en el suelo, la más antigua de las cuales, y que aún se conserva, data de 1821.
Nuevas tumbas y panteones
Alrededor de la capilla y de la tumba de la familia Puig y Bellera se empiezan a proyectar y esculpir tumbas y cruces monumentales que siguen el mismo estilo, por lo tanto, el del arte modernista funerario catalán de principios del siglo XX.
Son ejemplo de ello las de las familias Borrás y Bech, Lomba y Alei (1906), Monell, Sanuy (1903), Ticó o Barios. Todas siguen el mismo estilo con alguna ligera variación. Una tumba presidida por un montículo rocoso, a modo de calvario, que sirve de base para una cruz cilíndrica decorada con una corona de flores y entrelazada con motivos florales o vegetales como las rosas, la hiedra y las adormideras, elementos simbólicos que aparecen repetidamente en el mundo funerario y que representan el amor, la inmortalidad y el sueño eterno. El nombre de la familia o de los difuntos, grabados generalmente en un relieve en forma de pergamino o de libro abierto, se acompaña muchas veces de un epitafio.
En estos momentos se empiezan a construir también pequeños panteones. La mayoría se encuentran situados en un pasadizo de la zona noroeste del cementerio cerca de la actual puerta de entrada, a pesar de que también encontramos en la parte sureste, adosados a la muralla. Son construcciones sencillas de planta rectangular y líneas curvas, con tejado a doble vertiente, en las que se utiliza el cemento y el ladrillo visto. Uno de estos panteones, en forma de templete, pertenece a la comunidad de Padres Escolapios de Balaguer, que destaca por las grandes columnas El panteón está coronado por una cruz de piedra trebolada en la parte de arriba.
En el mismo pasillo pero en la zona suroeste, se levanta el panteón-capilla de la familia Benseny (1907). Es de planta cuadrada con tejado a dos aguas de tejas vidriades y muros de ladrillo visto, elementos típicos de la arquitectura modernista. El panteón está organizado a partir de una pequeña capilla central rodeada por seis nichos dispuestos verticalmente en los laterales. Se accede a ella a través de una puerta de arco de medio punto protegida por una reja de hierro forjado que da paso al interior del panteón con un pavimento de mosaico con formas geométricas y muros decorados con pinturas posteriores a la de su construcción.
Alrededor de este panteón-capilla encontramos otra tipología de monumentos funerarios muy característicos de este momento. Son las tumbas de planta rectangular o cuadrada dentro de una parcela delimitada por un zócalo de piedra y una valla de forja decorada con motivos florales y vegetales muy trabajados. El interior, enladrillado o enlosado, está formado por un pedestal acabado en una cruz o por una estrella y, delante, una lápida o losa que cubre el acceso a la cripta.
Es el caso de las tumbas de las familias Lluch (1906), Valls (1910) o Fontdevila donde también nos aparecen elementos simbólicos y representativos del mundo funerario como las cabezas de ángeles alados, las hiedras trepadoras, los pebeteros flameantes, las coronas funerarias, las hojas de laurel y, juntos en un mismo relevo, el ancla, la cruz y el corazón simbolizando la Esperanza, la Fe y la Caridad.
También encontramos motivos y esculturas realizados en talleres especializados en la seriación para los cementerios, como es el caso de la figura del ángel niño, portador de la trompeta del Juicio Final, que corona la tumba de la familia Daviu, situada ante la capilla del cementerio. Este mismo ángel lo encontramos idéntico en el cementerio de Lloret de Mar, al hipogeo de Narciso Zaragoza (1906), obra del arquitecto Vicenç Artigas i Albertí.
Este modernismo funerario no llegará solo sino que vendrá acompañado de la construcción de viviendas unifamiliares pertenecientes a familias de la burguesía de Balaguer que eligen las nuevas corrientes arquitectónicas para construir sus casas. Este es el caso del Xalet Montiu, situado en la calle de Àngel Guimerà y máximo exponente del Modernismo a la ciudad. Se desconoce la fecha exacta de construcción y el arquitecto que la proyectó, pero sabemos que lo encargó el abogado Lluis Montiu, a quien según algunas fuentes orales tocó el otro número de la lotería.
Fuentes consultadas:
• ALCOY, R. El cementiri de Lloret de Mar. Indagacions sobre un conjunt modernista, Col·lecció Es Frares, Lloret de Mar, Ajuntament de Lloret de Mar, 1990
• Fondo Ayuntamiento de Balaguer. Archivo Comarcal de la Noguera. núm. 986, 987, 1136
• Lluís Víctor Puig
Autoría de la ficha:
Mireia Subirada Roma